El Pazo da Cultura es el escenario ideal para la celebración de todo tipo de eventos, tanto por su posición estratégica y privilegiada, como por la propia belleza de sus instalaciones: un espacio tan versátil, como particulares son las necesidades de cada evento. Hoy más que nunca se está impulsando firmemente el carácter cultural de la ciudad, demostrando su capacidad y su rigor profesional para acoger todo tipo de actividades, cuidando al máximo hasta el más mínimo detalle y ofreciendo a todos sus clientes la posibilidad de darles un servicio global. Con una superficie edificada de casi 10.000 m2, este complejo cultural está dotado de auditorio, sala de exposiciones temporales, salón de actos, ocho seminarios, sala de reuniones, sala VIP, sala de prensa, sala de ensayos, sala de descanso, sastrería, camerinos, almacenes, cafetería/restaurante, jardines y un amplio aparcamiento con capacidad para 1.300 vehículos.

El complejo Pazo da Cultura, se comienza a construir en el año 1993, para dar cobertura a la oferta cultural que la ciudad comenzaba a demandar. Emplazado en las antiguas marismas del Lérez, en el mismo sitio que se realizaban las ferias desde finales de los años 80, con unas carpas temporales. El complejo Pazo da Cultura se fue construyendo en varias etapas, por la gran envergadura de sus edificios, el primer en ser inaugurado fue el edificio que alberga el auditorio, inaugurado en el año 1997, un año después, a finales de 1998, se suma el Recinto Ferial, ambos dos edificios son diseñados por el arquitecto valenciano Manuel de las Casas, haciendo de éstos edificios un conjunto de éstos edificios un conjunto muy versátil que permite su uso de forma conjunta de todas sus dependencias y servicios. Son muchos los artistas y los grupos que ya pasaron por el Pazo da Cultura y muchas las ferias realizadas en sus instalaciones desde su inauguración, el 20 de setiembre de 1997, que contó con la exposición “A neutralidade da orde” de Manuel de las Casas, (arquitecto del complejo del Pazo de la Cultura) y un concierto a cargo de la mezzosoprano Teresa Berganza y la Real Filharmónica de Galicia bajo la dirección de Maximino Zumalave.